Durante el año 2019 se registraron en todo el país más de 90.000 ciberdelitos de las cuales se logró esclarecer 22.111, lo que representa un 24,56%.
Son datos que presentan en un estudio los expertos Sergio Díaz Expósito, director del Observatorio de los Delitos Informáticos en Canarias (ODIC) y Amador Pérez Trujillo, auditor internacional de sistemas de seguridad de la información.
La suplantación de identidad para obtener datos personales de tarjetas de crédito y cuentas bancarias, modalidad conocida como phishing sigue siendo el ciberdelito más frecuente.
La estafa a través de la web sería el segundo delito más cometido.
Seguidos van los siguientes delitos:
Comenta también dicho estudio que resulta bastante sencillo suplantar la imagen gráfica de una empresa o institución bancaria, para que los usuarios faciliten los datos de sus tarjetas de crédito o débito, o los datos de sus cuentas bancarias.
Otra modalidad que ocurre a menudo es que los delincuentes suplantan a un directivo de una sociedad mercantil, para lo cual crean un perfil similar al de esta persona y se ponen en contacto con personas y empresas para tratar de engañarlos y obtener datos que les permitan realizar sus desmanes.
En otras ocasiones los ciberdelincuentes crean falsas páginas web de ofertas de empleo, de tal forma que cuando una persona se interesa en una de estas ofertas, conciertan una cita para reunirse en un sitio público, en dicha reunión llegan a un acuerdo y exigen un pago por los trámites de contratación, generalmente de entre 50 y 100 euros.
Sergio Díaz Expósito opina que el mayor problema de un alto porcentaje de los ciudadanos es el exceso de confianza, ya que se sienten ajenos a los peligros que hay en la red, se piensa que ya se conocen estas modalidades de delito y de que nunca se va a caer en ellas, hay una falsa creencia de que internet es seguro y por ello las personas se dejan llevar por la apariencia de las páginas y no indagan lo que puede haber detrás de ellas.
Según esta misma persona, lo más grave es que algunos jóvenes y adolescentes piensan que las estafas por Internet son un juego.
Los jóvenes no tienen la percepción de que las acciones que llevan a cabo a través de la tecnología y utilizando Internet como medio de comunicación puede conllevar riesgos penales graves, que pueden impactar en el resto de sus vidas.
Jóvenes, e incluso menores de edad, ofertan productos en páginas de venta de artículos de segunda mano, cuando una persona interesada realiza la compra y les envía la transferencia por adelantado, le envían una piedra o una caja vacía.
Advierte que muchos de los adolescentes que realizan estas fechorías, no son conscientes de que están cometiendo un delito, en muchos casos ignoran que se trata de un infracción penal y de las consecuencias que conlleva, tanto para ellos como para sus padres o representantes, si tal delito es descubierto y juzgado.
Fte: Delitos Informáticos.